El Sindicato Nacional de Trabajadores de Prensa de la República Dominicana acaba de publicar un comunicado llamando la atención del gobierno venezolano para que detenga “los ataques” (en comillas en el original) al personal y al canal Globovisión, “respete la libertad de los medios de comunicación” y “saque las manos de Globovisión y los medios de comunicación no oficialistas”.
Es evidente y lamentable que estos colegas han sido o han querido ser engañados en su buena o mala fe por su ignorancia, involuntaria o no, de nuestra realidad. Los “ataques”, que ellos acertadamente colocan entre comillas, no son otra cosa que el derecho de respuesta que tiene el gobierno y el pueblo venezolano, su derecho a opinar libremente sobre las opiniones en su contra. Nunca antes en los dos siglos de historia de Venezuela, conocimos mayor libertad de expresión que bajo el gobierno de Hugo Chávez. Mucho más que todos los países del continente, incluida la República Dominicana. ¿Acaso en la televisión de ese país alguien ha llamado impunemente hijo de puta al Presidente de la República?
También es lamentable que los colegas del SNTP dominicano ignoren, o finjan ignorar, que esos medios que ellos defienden fueron los que diseñaron, organizaron y ejecutaron un golpe de Estado, apoyaron abiertamente a la dictadura de Pedro Carmona Estanga, que disolvió todas las instituciones democráticas y extinguió todos los derechos civiles, y aplaudieron el cierre del canal del Estado, Venezolana de Televisión, durante el golpe de Estado opositor de abril del 2002. Un hecho público y notorio que al parecer los colegas del SNTP dominicano aún no han tenido información.
Es mucho más lamentable que los colegas dominicanos olviden, o finjan olvidar, la feroz campaña mediática que en 1963 preparó y justificó el derrocamiento del Profesor Juan Bosch y el primer gobierno democrático de la República Dominicana. Revisen los archivos y lean los editoriales de los diarios Prensa Libre o El Caribe de entonces, para que entiendan la naturaleza de Globovisión en la Venezuela de hoy. No es necesario mencionar siquiera los años del gobierno de facto, ni la invasión gringa y guerra civil de 1965 y mucho menos los doce años ininterrumpidos de los gobiernos de Balaguer para comprender cuánto le costó, y aún le cuesta, a los dominicanos haber sido tolerantes con los medios en 1963.
Revisen las campañas mediáticas preparatorias de los derrocamientos de Jacobo Arbenz en Guatemala, Joao Goulart en Brasil, Allende en Chile, etc. y pregúntense, sabiendo que esos medios estaban financiados por los servicios secretos de los Estados Unidos (como hoy lo están Globovisión y otros en Venezuela), el precio de la tolerancia. Aquí pagamos ese precio y decimos con Juan Bosch: Hemos permitido toda clase de libertades y hemos tolerado toda clase de insultos, porque la democracia debe ser tolerante. Pero eso no exonera a los dueños de los medios del pago de impuestos ni del cumplimiento de la ley.
El comunicado del SNTP dominicano concluye su defensa de los medios golpistas venezolanos con una afirmación tragicómica que da una idea de la clase de medios que propician y la clase de sindicalismo que practican: “….estos medios de comunicación suelen constituirse en canales de desahogo de inquietudes de la comunidad, evitando explosiones sociales y protestas callejeras”.
No gracias, estimados colegas, en Venezuela no queremos que las inquietudes de la comunidad se “desahoguen” sino que se resuelvan, y no le tememos al pueblo. Los medios golpistas no van a detenernos en la lucha contra, en palabras de Juan Bosch, los “vividores que engordan con la sangre de las mujeres y los hombres y los niños de este país, y merecen el repudio más enérgico de todos los dominicanos".
Y ustedes son dominicanos, aunque no lo parezcan.
Yuri Pimentel
Presidente de Venezolana de Televisión, canal público de Venezuela.
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